Lágrimas anegando sus ojos, lágrimas que no podían ganar.
Ser objeto de burla de tres chicos de su clase la había enseñado a hacerse ver
fuerte.
Estudiaba día y noche para conseguir su meta: ser alguien
importante, una persona con un puesto de trabajo de gran poder y a la cual no
podrían pisotear por el simple hecho de ser mujer.
Paulatinamente, sus esfuerzos dieron su fruto y esa chica
que sentía que no era nadie, mira ahora con satisfacción a los tres empleados a
su cargo, aquellos que decían que no llegaría a nada. Lo ha conseguido.
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